Jhony López, protector del jaguar

El cofundador de Savimbo encarna la conservación de base en la Amazonia colombiana

Jhony López cuenta su historia de lucha regional para proteger la selva tropical frente a la tentación de sacar provecho de la deforestación. Su historia encarna la resistencia de las comunidades locales y el coraje de un hombre que defiende a las generaciones futuras y al planeta vivo.

Retrato de Jhony Lopez por Drea Burbank.

"Haz de un árbol leña y arderá para ti, pero no producirá ni flores ni frutos para tus hijos. "
- Rabindranath Tagore

Me llamo Jhony López. Soy un líder ecológico y activista medioambiental de Villagarzón, en la región colombiana del Putumayo. Putumayo, Colombia. Por haber sido criado así, me convertí en cazador, pero el contacto con la majestuosidad de la naturaleza me mostró la importancia de valorar sus derechos y, desde hace treinta y cuatro años, dedico todos mis esfuerzos a proteger la zona donde vivo.

En este momento Soy el Presidente de la Junta de Acción Comunal de la Vereda Protectora de Reservas Naturales Los Tigres del Alto, una organización registrada para la protección de las 77.000 hectáreas de selva intacta que conforman nuestro territorio, y para ello, hemos prohibido la caza o la tala de madera. 

¿Desde dónde les hablo?

"Al principio pensaba que luchaba por salvar los árboles de caucho, luego pensé que luchaba por salvar la selva amazónica. Ahora me doy cuenta de que lucho por la humanidad".
- Chico Mendes, ecologista brasileño

La región de la que hablo es el piedemonte amazónico que se encuentra en la zona donde convergen dos ecosistemas: el andino y el amazónico. Estas características la convierten en uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta. Está surcado por más de veintisiete ríos salvajes que, con la pureza de sus aguas, nutren y regeneran el río Putumayo y, por ende, también al Amazonas. En este corredor ecológico hay infinidad de animales: jaguares, dantas, osos de anteojos, osos hormigueros, erizos, venados, cientos de especies de mariposas, miles de insectos e innumerables aves que llenan de vida el lugar con sus cantos. Todos ellos se mueven libremente por los bosques y se reproducen. Es fácil verlos. El territorio también cuenta con seis abrevaderos minerales, donde los animales acuden a comer, también llamados salados. Es una extensión de selva completamente prístina, ya que hasta ahora no se ha llevado a cabo ninguna investigación, ni siquiera botánica. Además, en todo este tiempo, hemos conseguido mantener a raya a las multinacionales, que esperan ansiosas entrar a saquear los recursos que hay allí.

La Vereda Protectora de Reservas Naturales Los Tigres del Alto se unió a la asociación El Salado de los Loros, formada por 14 comunidades. En total, somos más de 1.500 personas trabajando para rescatar una pequeña parte de los pulmones del mundo, cada día más débiles. La tierra que cuidamos lleva nuestro nombre. Nuestros antepasados llegaron aquí hace muchos años y nosotros, sus descendientes, tenemos los títulos de propiedad que demuestran que somos los legítimos propietarios. Aun así, un grupo formado por colonialistas y algunos indígenas quiere apropiarse de nuestras tierras. Repitiendo la historia, han pedido al gobierno que les asigne las tierras como refugio y, cuando esto se legalice, realizarán una consulta previa con la multinacional presente en la zona para entregar el territorio. Hemos recibido varias amenazas, pero hasta ahora no han logrado intimidarnos.

¿Cómo empezó esta historia?

Hace más de once años, adquirí dos cámaras trampa y, con ellas, hemos monitorizamos los animales de la zona. A través de esta tecnología, llegamos a saber que hay varios jaguares patrullando la zona, y que miles de loros bajan de las alturas para ingerir los minerales que les esperan en las faldas de las montañas. 

Los ríos son completamente salvajes. Sus aguas transparentes descienden hacia el valle, entre árboles centenarios y piedras milenarias. Peces de todos los tamaños lucen sus escamas irisadas al sol, antes de escabullirse en las corrientes. En las ramas, la llamada de los monos se confunde con el canto de los pájaros y el silencio de la selva, entretejido con infinidad de ruidos naturales, llena de paz los oídos de los privilegiados que se encuentran aquí, en permanente comunión con la naturaleza.

La unión hace la fuerza

Durante más de una década, el proceso de vigilancia y conservación se sostuvo gracias a la voluntad y los recursos de la población local, pero estaba claro que necesitábamos el apoyo de agentes externos. Hace poco menos de un año, un chamán local, Fernando Lezama, y yo conocimos a Drea Burbank. Vino a ver la selva y se enamoró. Tras unas cuantas conversaciones, decidió quedarse y comprometerse plenamente con la causa. Los tres estamos muy preocupados por la inminente devastación de este ecosistema esencial para la biodiversidad y la salud del planeta. Sabemos que para ir más allá de las tibias conversaciones tradicionales, todos los campesinos e indígenas de la zona deben implicarse en el proyecto. 

Así nació Savimbo, un proyecto que busca activar la economía local a través de proyectos de conservación de la biodiversidad que nos rodea. El equipo está conformado por extranjeros y lugareños a los que nos une una misma pasión: todos amamos la naturaleza.

Con los proyectos de conservación y reforestación buscamos generar un nuevo empleo: guardián de la biodiversidad. Si los pequeños agricultores e indígenas tienen los recursos necesarios para vivir y mantener a sus familias, no se verán en la obligación de depredar la selva. Si les pagan por cuidarla, lo harán como nadie más puede hacerlo, ya que son hijos de esta tierra exhuberante y sagrada. La aman, la conocen y saben cómo proteger y multiplicar su abundancia. 

Con el proyecto de ecoturismo, queremos despertar consciencia en los locales para que sepan cómo proteger la selva de sus futuros clientes. Sólo ellos podrán evitar la huella nociva del turista que no sabe cómo pasar por un territorio sin causar daño. Porque este ecosistema es delicado Si ellos aprenden, podrán enseñarle a los visitantes la forma de disfrutar de este paraíso, de absorber la energía vital de este ecosistema desbordante de vida, de llevarse un recuerdo espiritual de este tesoro, sin que la selva quede con una grieta porque le han arrancado un hijo.

Más allá de las palabras

Savimbo comenzó en junio de 2022, y hasta la fecha 200 cultivadores con un total de 7.000 hectáreas de bosque primario. bosque primarioque protegemos en equipo. En estas hectáreas, hemos avistado jaguares en treinta y nueve ocasiones, gracias a las cámaras trampa. La presencia de este animal, que es a la vez un paraguas y una especie clavedemuestra que este es un territorio donde la biodiversidad está intacta, ya que se encuentra en la cúspide de la cadena trófica y para su supervivencia requiere de un territorio muy amplio, en el que todas las especies por debajo de ellas estén presentes y saludables. Por eso, sabemos que tenemos en nuestras manos un paraíso de vida como pocos en el planeta y trabajamos, día a día, no sólo para preservarlo, sino también para ampliar sus fronteras hasta abarcar toda la selva tropical. 

Nuestro sueño es seguir cuidando la naturaleza que nos rodea. Queremos preservar este espacio donde las personas toman conciencia de la belleza del planeta y también de su fragilidad. Los paseos por este exuberante paraíso son una ventana hacia el cambio, porque todo aquel que se adentra responsablemente en este paraíso donde la vida desborda todos los límites, regresa siempre con una nueva visión de su relación con el medio ambiente. Por eso, nuestro mayor deseo es concienciar a todo el mundo y llamar la atención sobre este ecosistema único y saludable, ya que sólo puede salvarse si trabajamos en equipo, vivamos donde vivamos. 

Creemos que éste será un paso esencial en nuestro deseo de perpetuar la vida de este tesoro de la biodiversidad, última reserva de agua pura y refugio de los jaguares que cada día tienen menos espacio en el planeta.

Escrito por Jhony López. Jhony es uno de los fundadores de Savimbo y un destacado ecologista de la zona del Putumayo.

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